El negocio del postureo legal

«Padecemos un tsunami regulatorio en beneficio de un gigantesco complejo público-privado que se dedica a vender indulgencias de dudoso valor»

La solución más razonable es obvia, pero daña los intereses creados: voluntariedad del compliance y refuerzo simultáneo de los servicios públicos que se encargan tanto de la producción legislativa como de vigilar y, sobre todo, enjuiciar el cumplimiento normativo, lo que incluye desde los diversos tipos de policía a la fiscalía y la judicatura. A la vez, urge suprimir sus sucedáneos decorativos, como las «oficinas antifraude».

Mientras tanto, quizá debamos indagar si las falacias parasitarias son más impenetrables cuando se expresan en jerga. Si se confirma, convendría hablar menos de compliance, expectations gap y due diligence, anglicismos que disimulan mal la desnudez de estas modas tan campanudas. 

Carta a un joven triste por Chapu Apaolaza

«La vida no será como piensas y guarda para ti sorpresas que ni tú ni yo somos capaces de calcular»