Una vez más mi pequeño revuelo en :
No lo echéis en saco roto, os recuerdo la pesadilla del vendedor de coches:
Después de pasarse dos horas explicando las bondades del vehículo, el cliente seguía pidiendo más información. El diligente dependiente estaba seguro: la operación, casi, la daba por zanjada. Su gozo en un pozo, cuando escucha al acompañante: deja tanta monserga, cuando saques el carnet seguro que este modelo ya es viejo.
Pues eso amigos. A veces el principio y lo obvio nos ahorran saliva y disgustos.
A vuestra disposición y un saludo.
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